No hay vuelta atrás. Es demasiado tarde y no existe ninguna solución. Solo queda cruzarse de brazos. No se puede hacer otra cosa. Nadie puede hacer nada para resolver el problema. Lo ha dicho todo el mundo y la conclusión es la misma.
Atrás se dejan tantas historias, realidades y huellas… Hechos mejores y peores. Así que quédense con lo mejor. Y recen si lo desean. Despídanse de sus familiares y amigos. Cuesta creerlo y pensar que nada pueda haberse realizado para evitar lo que ahora ya es inevitable.
Señoras, señoras, esta representación se acaba. Se hará el oscuro y caerá el telón. La función va a terminar y nada ni nadie puede remediarlo. Todos hemos sido responsables de alguna manera. Pero no terminábamos de creerlo. No. No es una broma. ¡Ojalá lo fuese! Es la pura y simple realidad.
Ahora vienen los arrepentimientos, lo que podría haber sido y no fue… Es inútil. Como digo, es demasiado tarde y no existe ninguna solución. Ya saben. No hay vuelta atrás por si algún despistado no se entera aún. No. No es una equivocación. Ni una farsa.
Vuelvo a repetir que lo ha dicho todo el mundo y no hay error posible. Porque, según todas las declaraciones, el fin del mundo se producirá dentro de media hora. No habrá tiempo de prórroga. Media hora. Cada vez falta menos. Me callo…
Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… Han pasado treinta minutos. Y comprobarán que no ha ocurrido nada. Quizá haya algún motivo para la esperanza. No sé. Al menos de momento, seguimos aquí. Aquí seguimos. ¡Suerte!
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